15/9/08

Copiar y crackear no es la solución...

Muchos creen que realizando copias no autorizadas de programas privativos de alguna manera están aportando a una buena causa. No importa cuánto ni por qué detesten a Microsoft u otros, ayudar a la difusión de sus programas es ayudarlos a consolidar su posición y, peor aún, poner a más usuarios bajo su control.

Muchos programas privativos actúan como verdaderos “candados” que se cierran sobre quienes los usan. Esto se logra por diversos medios:

  • Formatos cerrados: Cuando un programa almacena la información del usuario bajo un formato desconocido, está capturándola. De esta manera el usuario dependerá del programa para acceder a la información que le pertenece, pudiendo serle muy difícil y costoso optar por alguna alternativa futura.
  • Funciones restringidas, ocultas e indeseables: A veces algunas funciones son arbitrariamente restringidas, en favor de los intereses del productor. Las funciones de “exportación” son un buen ejemplo, en relación con el punto anterior. También es común encontrar funciones “ocultas“, que se ejecutan sin el conocimiento del usuario (muchas veces, invadiendo su privacidad).
  • Control de la evolución: El desarrollador del sistema privativo es el único que puede realizar modificaciones sobre el mismo. Esto incluye el añadir nuevas funciones o reparar errores. Muchas veces se incorpora una mejora útil en una nueva versión para imponer nuevas restricciones (condiciones de licenciamiento abusivas, funciones ocultas, etc.) a los usuarios.

Nótese que el factor económico (el precio de la licencia del programa) no es relevante en ninguno de estos puntos, aunque en algunos casos puede ser un factor más a considerar.

Distribuir copias no autorizadas de programas privativos es como hacer copias de candados. El espejismo es creer que la cerradura del candado es la débil protección anti-copia del programa y que la llave es el “crack“. Nada más errado: la llave es el control del programa, que sigue estando en poder quien posee su código fuente. Se haya pagado o no por una licencia de uso.


Fuente: El blog de Javier Smaldone

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